Càrcer impulsa el plan de arbolado para dotar de más sombra a las calles

El Centre Cultural de Càrcer acoge hoy la presentación de la segunda fase del proyecto «Reinterpretem el paisatge, Naturalitzem Càrcer», que pretende ampliar las zonas verdes urbanas para combatir el cambio climático, en una propuesta que ya activó en la anterior legislatura el equipo de gobierno que preside Josep Botella. Ésta plantea acciones concretas en tres calles y dos plazas de la localidad.

El primer estudio, elaborado por la empresa Taller de Jardinería Babilonia SL y financiado por la Diputació de València, analizó la situación urbanística del casco urbano y tenía como objeto elaborar un conjunto de propuestas para hacer el municipio más confortable y combatir el calor y otros efectos del cambio climático. Esta segunda fase que ahora se presenta ha sido elaborada por encargo del Ayuntamiento de Càrcer y pretende profundizar en las propuestas detalladas, además de incluir varias actividades con la población. El trabajo actual se centra en tres secciones tipo de calle y dos plazas del municipio y desarrolla para cada espacio el impacto, presupuesto y plazo de ejecución.

De ese modo, la actuación de la segunda fase propone intervenir sobre las calles Casto Monblanch, Mestre Sanchis y la avenida Professor Manuel Broseta, así como en las plazas Comunitat Valenciana y Generalitat.

Análisis del casco urbano

Como conclusión del análisis realizado en la primera fase del estudio, se apuntaba que el casco urbano de Càrcer ofrece un paisaje de extrema dureza. El arbolado de alineación, qué es el principal aliado de los peatones y ciclistas en su ir y venir, es inexistente y los espacios libres o plazas están tan pavimentados que los árboles solo disponen para desarrollarse apenas un metro cuadrado por árbol. Son jardines durísimos en los cuales los árboles se plantan en alcorques o jardineras elevadas, no pueden regarse y el agua de lluvia se perdicia ya que no puede penetrar la tierra.

Las calles de Càrcer se pueden definir como espacios donde se ha priorizado el tráfico motorizado, con aceras estrechas y que impiden el uso para personas con movilidad reducida o carretes. El arbolado viario, por tanto, es prácticamente inexistente y se busca cambiar dicha tendencia.