Las obras más urgentes contra riadas aún no arrancan pese a llevar dos años planificadas

Con la época de lluvias torrenciales a la vuelta de la esquina, la Comunitat todavía no dispone de lo que está llamado a ser su principal escudo ante estas catástrofes: las presas, canalizaciones y diques del denominado Plan de Gestión de Riesgo de Inundación (PGRI).

Concebido hace dos años por el Ministerio de Medio Ambiente (actual MITECO) en respuesta a una directiva europea, propone en la región obras con un presupuesto de casi 500 millones. Sin embargo, no hay ni medio ladrillo. Todavía están pendientes de un estudio de viabilidad y coste-beneficio que marcará un orden de prioridad, como confirmaron desde la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ).

Su redacción y razón de ser se inspira en la Directiva Marco del Agua y la Directiva de Inundaciones. Medio Ambiente redactó y aprobó estos planes de gestión de riesgo a principios de 2016. Suponen un guión de actuaciones para acometer en cada confederación hidrográfica, entre ellas la del Júcar.

Europa demanda diferentes tipos de medidas contra riadas, pero las estructurales son las más relevantes: presas, encauzamientos, motas, canalizaciones… Y son estas las que todavía tienen que ser evaluadas con un análisis coste-beneficio por parte del propio ministerio. «En función del resultado, se harán unas u otras y se marcará su prioridad para desarrollarlas», desgranan desde la CHJ. Es decir, algunas de las obras planeadas podrían ser sólo papel mojado si finalmente se desestiman y el calendario de construcción está igualmente en el aire.

La metodología para este análisis debe ser homogénea para toda España y recientemente se adjudicó por parte de la Dirección General del Agua el contrato de servicios para la elaboración de dichos estudios de las obras estructurales.

En el plan se incluyen, por ejemplo, la construcción de tres históricas necesidades: las presas de Vilamarxant, Montesa y Sellent, con un presupuesto conjunto de 90 millones de euros. La primera se concibe como una importante barrera si una nueva gota fría hiciera enfurecer el Turia. Se planea para proteger las comarcas de Camp de Turia y l’Horta.

 

En la Ribera y la Costera

 

La de Montesa, un proyecto de 56 metros de altura, tiene como finalidad «la laminación de caudales del río Canyoles para reducir los riesgos de inundación en la Costera y la Ribera». Todavía más grande tendría que ser la presa de Sellent, con una altura de 70 metros y una longitud de casi 160 metros en su coronación. Su beneficio radica en controlar los caudales del río Sellent en aras de proteger la Costera y la Ribera.

Uno de los proyectos más caros es el acondicionamiento de cauces en zonas del bajo Júcar. En concreto, el Gobierno planificó una inversión de 104 millones de euros en mejoras en los barrancos de Barxeta, Casella, el Duch, así como el acondicionamiento del Júcar a su paso por Carcaixent.

Dentro de Valencia y su área metropolitana, en la zona del bajo Turia, el plan esboza un gasto de 40 millones en la zona de los barrancos del Poyo y Pozalet. La pretensión es dar «una solución global al problema de inundaciones en la zona». El curso de este barranco y sus desbordamientos por las lluvias afectan a municipios como Chiva, Torrent y Catarroja.

La comarca de Safor sigue sin la laminación y mejora del drenaje de la rambla Gallinera, que requeriría una inversión de 42 millones. Y la Marina espera inversiones en el río Gorgos y Girona por valor de unos 70 millones, según el plan estatal.

Mientras, en la provincia de Castellón, el Gobierno considera necesario encauzar el barranco Juan de Mora, en Nules. El objetivo, describe el plan, es «mejorar su capacidad y aminorar las actuales afecciones a la AP-7» o los habituales desbordamientos en la Marjal de Nules-Burriana.

caValencià